lunes, 22 de septiembre de 2014

Las relaciones sociales, personas y roles




En artículos anteriores nos hemos referido a los conflictos y a sus características como proceso dinámico, inevitable, multicausal y con variadas posibilidades de resolución.

También hemos tratado algunos factores que nos hacen ver a los conflictos como algo negativo.

En esta oportunidad analizaremos uno de los elementos constitutivos de todo conflicto y que sin dudas resulta por demás de complejo y me estoy refiriendo a las personas.

En esas relaciones sociales que establecemos (sean de cooperación o de conflicto), son las personas las que participan desde diferentes roles y que aportan sus perspectivas, sus emociones y la influencia que proyectan sobre los demás.
Si pensamos en los roles y siguiendo la clasificación de Entelman podemos hablar de Actores o Terceros, dependiendo del grado de protagonismo que asuman en el conflicto.

Así será actor a aquella persona física que tiene un objetivo en el conflicto y con sus decisiones condiciona el resultado. Es decir es él mismo quien puede lograr el objetivo que desea a partir de las decisiones y las acciones que lleve adelante.

Este actor podrá ser individual o actor colectivo dependiendo de la cantidad de personas fisicas que lo integran.

Cuando existen varias personas que integran un actor colectivo, puede haber diferentes percepciones de los hechos y de los objetivos dentro del mismo actor colectivo, como también es interesante entender el proceso de la toma de decisiones dentro del mismo.

Dicho de otra manera, cuando varias personas tienen un objetivo en el marco de una relación social, puede existir además del objetivo colectivo algunos objetivos particulares, de los integrantes de ese actor colectivo, que sin duda afectarán a las decisiones del grupo como actor colectivo.

Estos actores colectivos, pueden presentarse como una simple pluralidad de personas, con muy poca organización interna, de manera espontánea, como por ej. cuando un grupo de vecinos sale a manifestarse y cortan la calle porque llevan un tiempo prolongado sin servicio de luz eléctrica; o bien puede ser que tengan cierta organización formal, establecida por una ley, por un estatuto, que regula no sólo cómo se toman las decisiones sino también quien es la persona que representa a ese actor colectivo.
En una primer etapa del análisis del conflicto nos resultará de mucha utilidad establecer qué característica presenta ese actor colectivo. Es decir si posee una gran unión interna, dada por la coincidencia de los objetivos de las personas que integran ese actor colectivo, con las del grupo en general. Si esto sucede, ese actor tendrá una fuerza interna superior a que si cada uno de sus integrantes del mismo intenta obtener el objetivo por su parte. Cuando se da esa unión interna, esa coincidencia de objetivos grupales e individuales, decimos es es un actor monolítico.

Por otro lado, puede suceder que dentro del actor colectivo, existan personas que además del objetivo general, posean objetivos distintos e individuales, por lo que en ese caso el frente interno será más débil e inclusive pueden originarse conflictos internos dentro del propio actor colectivo, lo que generará su fragmentación.

Por ejemplo, si en una empresa los trabajadores reclaman un aumento salarial del 30% para todos y amenazan con un paro si no lo logran y frente a ello sus empleadores ofrecen una bonificación del 25% para todos aquellos que hayan completado o estén completando sus estudios terciarios y un 15% para el resto de los trabajadores, eso puede provocar que aquellos trabajadores que puedan acceder a la bonificación abandonen el reclamo pues han obtenido un incremento salarial y así alcanzaron su objetivo. Como consecuencia lógica, ese actor colectivo habrá perdido poder en su reclamo frente a sus empleadores.

Dijimos que una persona si no es actor será tercero. En este sentido le llamamos así a aquél que puede tener un objetivo en el conflicto o con sus decisiones condicionar el resultado. Es decir que a diferencia del actor, el tercero o bien tiene un objetivo o bien condiciona el resultado, pero no puede ambas cosas pues si asi fuere su rol sería el de un actor.

Hay diversas clasificaciones que nos brindan autores como Simmel o Freund, citado por Entelman.

Tal vez la clasificación más sencilla resulta aquella que divide entre terceros que participan de un conflicto y terceros que intervienen, donde los primeros de ellos, serían quienes tienen un objetivo en el conflicto y que tarde o temprano pueden integrar uno de sus campos al ser atraídos por uno de los actores, en virtud de lo que Entelman llama el Magnetismo Conflictual; y los terceros que intervienen son aquellos que son llamados para cooperar en la resolución o terminación del conflicto y que no integran ninguno de los campos.

Poder identificar a las personas que intervienen y su rol dentro de una relación social conflictiva es un buen comienzo.

En muchos casos podría parecer sencillo y sin embargo en muchos otros la complejidad de esas relaciones sociales, hará que dudemos en cuanto a qué rol desempeña cada persona.

Pensemos en los siguientes ejemplos:

  1. Un conflicto entre dos socios, titulares de una empresa que discuten sobre los destinos comerciales de la misma. En este caso qué rol desempeñan los socios? Y los empleados? Y el contador? Y el asesor financiero de la empresa? Y las familias de los socios? Y los clientes?
  2. Pensemos en una grupo de vecinos que reclaman mayor seguridad pues a una familia que ha de esa cuadra ha sido víctima de un hecho delictivo.
Hay aquí un actor colectivo? Hay un actor individual y varios terceros? Si hay actor colectivo, será monolítico o fragmentado? Que rol tiene la policia y la justicia en este caso? Será actor? Será tercero?

Para finalizar, vuelvo al comienzo de este paper y a conceptos vertidos en otro anterior. No olvidemos que el conflicto es un proceso y como tal dinámico por lo que los roles de las personas puede ir cambiando a medida que transcurre el tiempo.
La propuesta de la identificación de las personas y sus roles, es al sólo efecto de comenzar a entender el conflicto, su análisis y las posibles estrategias de intervención.


viernes, 19 de septiembre de 2014

Cuando las palabras no alcanzan.

Comparto con uds. una noticia de un hecho lamentable por la deficiente gestión de un conflicto.
Sin dudas que los conflictos son inevitables, omnipresentes y dinámicos, por lo que debemos estar preparados para enfrentar estas situaciones, donde las estrategias de la otra parte no es la adecuada sobre todo para no llegar a las consecuencias como las que informa la nota.
Posiblemente, una vez que ha disminuido la intensidad emocional de las partes con posterioridad al suceso, las mismas analizarán a la luz racional sus hechos y se replantearan a futuro si en hechos de similares características, sus estrategias seguirán siendo la misma. Al menos es mi deseo para ellos.




Policiales
Tras disputa entre sus novias, un hombre apuñaló a otro










 






BERISSO, Septiembre 18.-(BerissoCiudad.com.ar) Un joven de 21 años permanece internado en el San Martín, a causa de la puñalada que dijo haber recibido de parte de un comerciante de Berisso. El acusado está detenido por “tentativa de homicidio”, dijo la Policía, aunque su situación procesal podría aliviarse ya que la lesión de la víctima no parece grave.
El incidente se desencadenó a eso de las 20.30 del martes en 126 entre 96 y 97, cuadra en la que un hombre de 32 años tiene su kiosco. Por lo que figura en la causa, el joven de 21 se presentó ahí y en la vereda del local se cruzó en una discusión con el dueño.
 “Sería por un problema que mantienen sus novias”, explicó un investigador. No está claro cuál de los dos intentó agredir al otro, pero lo concreto es que Emanuel Williner (21) recibió un corte en el lateral derecho del abdomen. Fue trasladado en primera instancia a la unidad sanitaria nª 35, desde donde lo derivaron al San Martín.
Ahí permanecía anoche internado, “reponiéndose y fuera de peligro”, dijeron los policías consultados por este diario. la captura Poco después del hecho tomó intervención la comisaría DIA)






jueves, 28 de agosto de 2014

Segundo Encuentro Federal y Segundas Jornadas Provinciales de Mediación

Entre los días 27 y 28 de agosto se están desarrollando las Segundo Encuentro Federal y Segundas Jornadas Provinciales de Mediación en el Teatro Argentino de la ciudad de La Plata, con una importante cantidad de mediadores de la República Argentina.
Nos enriquecemos mutuamente de las experiencias de cada uno de nosotros, además de los aportes de destacados panelistas y referentes nacionales e internacionales.
Entre ellos, en el día de ayer pudimos escuchar por videoconferencia a Joseph Folger y en el día de hoy esta previsto hacer lo propio con Sara Cobb, Humberto Maturana, Francisco Diez, entre otros.
En el ámbito nacional, pudimos escuchar a Elena Highton (Vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ) y Gladys Alvarez, dos pioneras de la mediación en nuestro país,  quienes personalmente me sorprendieron gratamente con el entusiasmo que siguen trabajando y la claridad en pocas y sencillas palabras que nos han dejado.
Les dejo dos fotos, una de la apertura con las autoridades nacionales y provinciales, con el Sr. Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, Ministro de Justicia de la Nación, Procuradora General de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, entre otros.
La segunda, con la Dra. Highton y su sencillez. Una verdadera grande. Gracias Dra. por su participación.








jueves, 29 de mayo de 2014

El arte de preguntar. Tercera Parte. Las preguntas reflexivas







En los anteriores artículos hablábamos de las preguntas abiertas, las cerradas y las circulares. Cada una de ellas con una finalidad y una estructura particular que utilizaremos en diferentes momentos del análisis del conflicto.
En esta oportunidad veremos las preguntas reflexivas. Esas preguntas que nos van a permitir generar otra mirada distinta del problema.
Formularemos estas preguntas cuando necesitamos una reflexión previa de la persona, antes de su respuesta.
No necesitamos que la persona nos brinde una respuesta desde la información objetiva que ya posee, sino que genera una reflexión desde su sentir sobre esa información.
Como nos dice Caram, estas preguntas buscan ubicar al interrogado en un rol protagónico, pues nos importa su reflexión sobre la información que posee.
Intentaremos generar una reacción distinta en aquél a quien estamos preguntando. Buscamos una pequeña conmoción en su forma de pensar en el problema.
Para formular estas preguntas, al igual que con las preguntas reflexivas, debemos tener en cuenta 3 aspectos.
a) la claridad al proponerla;
b) la oportunidad en que las efectuamos y
c) la confianza que habremos generado para su formulación.

Si intentamos formular una pregunta reflexiva y no tenemos en cuenta estos aspectos, seguramente los efectos serán contraproducentes, pues no tendremos la predisposición del interrogado para responder en el sentido que pretendemos y hasta esquivará nuestra pregunta.
En su estructura, estas preguntas se distinguen por ser abiertas, generar un movimiento hacia el interior de la persona, hacia su sentir o su forma de pensar y además los coloca en su rol de protagonista.
Estas preguntas, al igual que las circulares nos pueden resultar útiles cuando las personas endurecen su posición, cuando instalan en un conflicto “su verdad”, cuando sistemáticamente generan la culpa en la otra parte. En esas ocasiones es donde nos puede resultar útil generar estos movimientos hacia lo profundo de su ser. Que quien responda a nuestra pregunta, pueda salirse de los datos objetivos y de su verdad, para poder reflexionar realmente sobre el conflicto.
A modo de ejemplo, si Carlos dice: “Es por su actitud que me pongo irascible con mis compañeros”, evidentemente hay alguien que genera en Carlos una emoción, que lo afecta.
En ese caso, podremos preguntar por ejemplo: ¿Cómo se siente Ud. con sus compañeros? ¿Cómo piensa Ud. que podría cambiar esa relación?
Como pueden ver, son preguntas que formularemos en la oportunidad indicada pues de lo contrario vamos camino a que ratifiquen su respuesta inicial y en el ejemplo que planteamos la respuesta de Carlos sea: “Ya se lo dije me pongo irascible por su culpa!”
No es eso lo que necesitamos, por eso debemos tener en cuenta la claridad, la oportunidad y la confianza generada para formular la pregunta.


Bibliografía: Caram, María Elena, Eilbaum, Diana Teresa, Risolía Matilde, “Mediación, Diseño de una práctica”, Editorial Histórica. Año 2006, p. 270 y ssgtes.

martes, 6 de mayo de 2014

El arte de preguntar. Segunda Parte. Las preguntas circulares








 Continuando con el tema de las preguntas del paper anterior, en el cual trabajamos algunas ideas sobre las preguntas abiertas y las preguntas cerradas, en esta oportunidad nos ocuparemos de las preguntas circulares. (ver El arte de preguntar, primera parte, en este mismo blog)
En el tratamiento de un conflicto formularemos nuestras preguntas con un objetivo determinado.
A partir de la escucha activa y de las preguntas abiertas y cerradas, obtendremos la información para comprender el conflicto y entender a las partes o la otra parte si es que estamos trabajando sobre un conflicto propio.
Ahora bien, una vez que hemos avanzado sobre esos aspectos, necesitaremos continuar con las preguntas pero con otra finalidad.
Si se detienen a analizar, cada vez que estamos en un conflicto o las personas tienen un conflicto, contamos o cuentan la historia de manera unilateral, es decir nos dan “su” versión del conflicto y generalmente buscan hechos del pasado para atribuir culpas. Buscan los por qué se han llegado a esa situación y por quién se está en esa situación.
Recordemos que un conflicto, no nace espontáneamente sino que es parte de un proceso desde su fase latente, su nacimiento, su desarrollo y su extinción. Sin embargo, solemos focalizar en un solo aspecto del conflicto, no en el proceso del mismo sino en el “momento conflictivo” que estamos viviendo.
Por eso, en muchas ocasiones resulta útil trabajar sobre los desplazamientos (Caram), sobre alentar a las personas a que vean el conflicto de otro modo, con otras perspectivas y para ello utilizaremos las preguntas circulares.
Estos desplazamientos que intentaremos, llevarán al destinatario de la pregunta circular a que piense su respuesta considerando: a) otras personas, b) la relación que mantiene con quien considera su adversario y c) a través del tiempo.
Las preguntas circulares se caracterizan por construirse de manera similar a las preguntas abiertas, es decir a partir de un pronombre interrogativo (qué, quién, cuál, dónde, para qué, cómo, etc), generan una relación entre dos elementos y además provocan un movimiento intelectual en quien recibe la pregunta para responderla. Esos movimientos, o desplazamientos que intenteremos lograr será para:
a) Desplazar hacia los otros: Cuando estemos en un conflicto, como facilitadores de la comunicación, ayudando a gestionar un conflicto o trabajando como mediadores, estas preguntas circulares, permitirán una mejor comprensión de la mirada de la otra parte. Es decir que quien recibe la pregunta, para responderla deberá adoptar la mirada del otro. Un ejemplo de esta pregunta sería ¿cómo cree que se siente la otra parte con lo que pasó? Verán que para responderla, deben hacer un movimiento intelectual, ubicándose desde la perspectiva del otro.
b) Desplazar hacia los terceros: en este caso lo que intentaremos es generar el movimiento en la otra parte pero para que piense y vea el conflicto desde los terceros a esa relación, como pueden ser los hijos, los hermanos, los compañeros de trabajo, etc. Sin dudas que cuando alguien tiene en cuenta la mirada de esos terceros, pueden agregar información para tomar las mejores decisiones.
Un ejemplo en este sentido sería ¿cómo imaginás que tomarán tus padres esa decisión?, ¿qué pensás que hará tu jefe si se entera de esto?
c) Para desplazar hacia la relación: Cuando las partes involucradas en el conflicto o nuestra contraparte mantiene con nosotros una relación social permanente o continua, (ver “Una aproximación al abordaje de conflictos” publicado el 26 de junio de 2013 en este mismo blog) que va más alla de la relación de conflicto momentánea, resulta de utilidad generar un movimiento para salir de ese nudo que ha provocado el conflicto. Por ello la pregunta circular apuntará a pensar todas las demás relaciones de cooperación que han mantenido y las que mantendrán dejando de lado por un momento esa relación de conflicto. Un ejemplo de este tipo de pregunta circular sería ¿cómo pensás que seguirán trabajando juntos de ahora en más si tomás esa decisión? ¿cómo imaginás que seguirá nuestra relación si hacemos eso?
d) Desplazar en el tiempo: Las preguntas circulares en el tiempo van a generar que las personas que la reciban, al momento de contestar, tenga que moverse intelectualmente hacia otro momento de la historia, de la relación. Puede ser que el movimiento sea hacia el pasado, para evocar mejores momentos, o hacia el futuro para poder verse fuera del conflicto que están transitando. Hay que ser prudentes en la utilización de estas preguntas circulares, cuando se va hacia el pasado, pues podemos llegar a reforzar el conflicto sin querer. Generalmente las personas nos quejamos del pasado o justificamos alguna actitud que hemos tenido en otro momento y que han desembocado en el conflicto.
Por eso se recomienda ser prudentes cuando vamos hacia el pasado y si advertimos que hemos tocado algún “nervio” salir inmediatamente de allí para no agravar la situación actual.
Ese riesgo no lo tendremos si apuntamos la mirada al futuro, pues al ser éste incierto es difícil que se piense mal, por lo que la persona que recibe esa pregunta, tendrá que imaginar un escenario donde el protagonista será él mismo a partir de las decisiones que tome.
Un ejemplo de estas preguntas podrían ser: ¿cómo era la relación que mantenían antes de trabajar en la misma oficina? ¿Si no acceden a lo que estás pidiendo de aumento de sueldo, como pensás que seguirán trabajando?

Hasta aquí llegamos con las preguntas circulares, espero haber sido claro y que les resulte de utilidad, en la siguiente entrega continuaremos con más preguntas.
Hasta la próxima!

Bibliografía:
  • Caram, María Elena, Eilbaum, Diana Teresa, Risolía Matilde, Mediación Diseño de una práctica, Editorial Histórica, 2006.
  • Francisco Diez, Gachi Tapia, Herramientas para trabajar en mediación, Editorial Paidós, año 1999.


miércoles, 23 de abril de 2014

El arte de preguntar. Primera parte.







En este mismo blog, hace unos meses hablábamos de la importancia de saber escuchar y refrescábamos algunas ideas que nos permitirían mejorar esa escucha ( ver en este mismo blog, “La importancia de saber escuchar” del 6 de noviembre del 2013)
Ahora bien, sin dudas que la escucha no es suficiente para acceder a toda la información que necesitamos para relacionarnos con los demás y mucho menos para gestionar un conflicto en el que estemos involucrados. Tal vez sea necesaria “otra participación nuestra”.
Aquí tenemos al menos dos opciones para hablar: utilizar un lenguaje afirmativo o utilizar un lenguaje interrogativo.
Al utilizar un lenguaje afirmativo para comunicarnos estaremos formulando oraciones (Suarez, Marinés, Mediación, conducción de disputas, comunicación y técnicas, Buenos Aires, Paidós, 1996 p. 246 y sigs.), con varios riesgos a asumir, entre ellos, emitir juicios, asesorar, describir hechos según nuestra perspectiva, etc.
El mayor riesgo que podemos enfrentar radica en que al utilizar un lenguaje afirmativo, si nuestro interlocutor no está preparado para tener una escucha activa y así identificar el verdadero mensaje, comenzaremos a perder confianza, con lo cual estaremos empantanados en el conflicto.
Recordemos que en el artículo antes citado habíamos mencionado entre otros aspectos importantes la empatía y la generación de confianza.
En cambio utilizar el lenguaje interrogativo, nos resulta de una utilidad mucho mayor. Las preguntas nos permitirán obtener información; nos ayudará junto con la escucha a descomprimir el aspecto emocional, aislarnos de asesorar a alguien o de tomar partido por uno u otro si es que estamos colaborando como facilitadores de la comunicación.
Pero no todos sabemos preguntar y lo que es peor, preguntamos sin saber. Por ello en esta ocasión trabajaremos algunos tips para poder mejorar nuestras preguntas.
En el esquema comunicacional clásico no siempre nos queda claro donde comienza el circuito de la comunicación.
Independientemente de ello, tendremos en cuenta:
a) El emisor, que es quien formula la pregunta y por lo tanto quien tiene en claro su objetivo y su hipótesis sobre la cual construye la pregunta. ¿qué quiere saber? ¿buscar una reflexión?, ¿circular la información? Teniendo en cuenta eso, será más sencillo elegir la pregunta que debemos formular.
b) El receptor, ¿a quién se le pregunta? Y en este caso, elegir el lenguaje según sea una conversación formal, informal, una persona mayor o joven y demás características de ese receptor.
c) el contenido, en este caso es lo que se pregunta, el tema sobre el que se interroga, lo que se comunica.
Tipos de preguntas. Siguiendo a muchos autores podemos clasificar a las preguntas en Abiertas, cerradas, reflexivas, circulares, estratégicas entre otras.
En esta oportunidad veremos las preguntas abiertas y cerradas y en la próxima entrega, las restantes.
Las preguntas abiertas nos sirven para buscar información y nos resultan muy útiles porque genera que la persona que recibe la pregunta pueda explayarse sobre lo que quiera y tenga para decir.
Un secreto para que estas preguntas funcionen tiene que ver con preguntar desde la curiosidad, sin dar por sentado nada, pues necesitamos que la otra persona nos brinde la información, no queremos meter nuestra “mirada” sino ver a través de la suya.
Estas preguntas son útiles además para lograr aclarar algunos conceptos que por ahi puedan dar lugar a malinterpretaciones.
Este tipo de preguntas las construimos con un pronombre interrogativo, por ej. Qué?, Cuál?, Quién?, Cómo?, Dónde? Para qué? Cuándo? Por qué?
Debemos tener cuidado en el empleo del por qué. El desafío de no preguntar por qué, es importante, pues genera en quien recibe esta pregunta, un efecto acusatorio y una necesidad de volver al pasado, a lo que ocurrió para explicarlo que no nos conduce a ningún lado.
Veamos un ejemplo: Dos hermanos en su cuarto se encuentran jugando cuando de repente su madre los escucha que comienzan a gritarse y de repente el llanto de uno hace que la madre se acerque y le pregunta.... ¿por qué lloras? El niño en ese caso intentará responder justificando que el no ha hecho nada y que es el otro quien ha provocado su llanto, porque le hizo trampa, porque no lo deja jugar, porque le pegó y otras tantas excusas que podrá darle, mientras que el otro intentará desacreditar los dichos y justificar su postura.
Ahora si la madre les pregunta a ambos ¿Qué ha sucedido? sin dudas que las respuestas serán distintas, aunque seguramente habrá que reiterar la pregunta pues la primer respuesta será una justificación de parte de ambos.

Las preguntas cerradas por su parte son aquellas que se construyen a partir de un verbo como palabra inicial y busca como respuesta un “si” o un “no” de parte del destinatario de la pregunta.
El efecto que se busca con este tipo de preguntas es confirmar que hemos escuchado bien, o que nos han escuchado y entendido.
Ejemplos de estas preguntas son: ¿Entró a trabajar a las 15?, ¿Quedó claro?, ¿entendí bien?
Se pueden combinar con otras técnicas como por ej, hacer un resumen o un parafraseo y luego cerrar con una pregunta cerrada. De esta manera le estamos demostrando a nuestro interlocutor que hemos escuchado lo que nos ha dicho y él mismo se escucha de nuestra propia boca, lo que nos ha dicho.
Hasta aquí dos tipos de preguntas con finalidades muy diferentes unas de otras, los invito a que reflexionen sobre sus propias prácticas.
¿Eligen bien las preguntas de acuerdo a lo que pretenden? ¿son propensos a preguntar “por qué” frente a un conflicto? Intenten reemplazarlo por “qué” o “para qué” y verán como pueden cambiar algunas situaciones conflictivas y ayudar a mirar hacia el futuro.

Hasta la próxima

miércoles, 12 de febrero de 2014

Las relaciones sociales, la percepción de la realidad y el sentido común




¿Existe una sola realidad? Y si asi fuera, ¿cómo es posible que las personas frente a un hecho de esa realidad no puedan verlo o lo vean de distinta manera al punto tal de discutir sobre su existencia? Y si hay distintas realidades ¿Por qué en determinadas situaciones, sobre todo en las relaciones sociales de conflicto exigimos “sentido común”?
Estos son algunos de los interrogantes que los invito a reflexionar en este paper.

Si aceptáramos que el mundo existe independientemente de nosotros, es decir que existe esa realidad objetiva independientemente del observador no tengo dudas entonces que mis libros, mi computadora y mi escritorio estarán allí sin perjuicio de mi presencia frente a ellas.
Además sabemos que no todos pensamos igual de acuerdo a lo que vemos. Nos relacionamos con la realidad, la vemos y la aceptamos ahi fuera de nuestra mente, pero la interpretamos con nuestro fuero interno, con nuestra mirada, nuestras emociones, valores, creencias y nuestra cultura.
Ahora bien, aceptadas estas dos premisas cabe preguntarnos ¿Cómo es entonces que en nuestras relaciones cotidianas le pedimos a los demás que vean lo que nosotros vemos y nos resulta difícil ver lo que los demás pueden ver?
Entelman, define a la percepción como el contenido con que acceden a nuestro intelecto los datos externos relativos a fenómenos tales como conductas, actitudes, pretensiones, intenciones, riesgos o amenazas.1
Esa percepción va a depender de cada uno de nosotros, es parte de nuestra interpretación de ese mundo exterior. No es sólo mirar, es mirar pero además procesar según nuestras creencias, valores e información cultural, religiosa, etc, lo que ese hecho de la realidad representa para nosotros.
A modo de ejemplo si vemos la clásica imagen de la mujer joven y la mujer vieja, podemos pensar que sólo es una ilusión óptica el tratar de descubrir a ambas mujeres en el mismo gráfico.
Sin embargo, cuando podemos ver que esa mujer vieja lleva un pañuelo en la cabeza y que en nuestra Argentina ese pañuelo significa la pertenencia a un grupo de abuelas y madres que reclamaban por sus hijos desaparecidos, sólo quienes puedan conocer nuestra historia, podrán percibir que en esa figura se retrata a una Abuela de Plaza de Mayo.
Les dejo a figura para que puedan “mirar” la mujer joven y la mujer vieja y para “percibir” a la Abuela de Plaza de Mayo.




En las relaciones sociales que establecemos deberíamos tener presente las percepciones que pueden tener las personas con quienes nos relacionamos.
Comprender las distintas percepciones de la realidad, nos ayudará a comprender los puntos de vista de los demás, sus necesidades y sus intereses para de esa manera gestionar mejor nuestras relaciones de conflicto.
Dicho esto, vuelvo al concepto del sentido común. Si cada uno de nosotros tiene una percepción de la realidad que pueden ser y muchas veces sucede en los conflictos son diferente de la de los demás, ¿Qué es lo que pido cuando pido que la otra parte actúe con “sentido común”? ¿Tiene sentido pedir “sentido común” ¿ Acaso detrás de ese pedido de sentido común, no estaré diciendo... estás equivocado?
En un conflicto, ¿resulta útil mostrarle a la otra parte que está equivocada o será más provechoso, que la otra parte comprenda cuáles son mis necesidades?
De la opción que elijan frente a esta pregunta, focalizarán su esfuerzo en los pasos siguientes para la gestión del conflicto.
Si se están preguntando cómo hacer esto, los invito a que relean en primer término el paper sobre "La importancia de saber escuchar" en este mismo blog. Este es el primer paso, luego añadiremos las preguntas y algunos aspectos de gestión emocional.



1Entelman, Remo, Teoría del Conflicto, p 89. Ed. Gedisa

lunes, 3 de febrero de 2014

Información para mediadores prejudiciales de la Provincia de Buenos Aires

La Dirección Provincial de Métodos Alternativos de Resolución de Conflictos del Ministerio de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, por medio de la disposición 497/13, ha prorrogado el vencimiento del pago de la matrícula correspondiente al año 2013 hasta el 28 de febrero de 2014.
Por otra parte en la misma disposición ha fijado como vencimiento de la matrícula del año 2014, para el día 30 de abril del corriente, pudiéndose abonar la misma hasta en 3 cuotas, cuyos vencimientos son los días 28 de febrero, 31 de marzo y 30 de abril de 2014.
El texto de dicha disposición puede consultarse en la página www.mediaciones-ba.com.ar.