lunes, 22 de septiembre de 2014

Las relaciones sociales, personas y roles




En artículos anteriores nos hemos referido a los conflictos y a sus características como proceso dinámico, inevitable, multicausal y con variadas posibilidades de resolución.

También hemos tratado algunos factores que nos hacen ver a los conflictos como algo negativo.

En esta oportunidad analizaremos uno de los elementos constitutivos de todo conflicto y que sin dudas resulta por demás de complejo y me estoy refiriendo a las personas.

En esas relaciones sociales que establecemos (sean de cooperación o de conflicto), son las personas las que participan desde diferentes roles y que aportan sus perspectivas, sus emociones y la influencia que proyectan sobre los demás.
Si pensamos en los roles y siguiendo la clasificación de Entelman podemos hablar de Actores o Terceros, dependiendo del grado de protagonismo que asuman en el conflicto.

Así será actor a aquella persona física que tiene un objetivo en el conflicto y con sus decisiones condiciona el resultado. Es decir es él mismo quien puede lograr el objetivo que desea a partir de las decisiones y las acciones que lleve adelante.

Este actor podrá ser individual o actor colectivo dependiendo de la cantidad de personas fisicas que lo integran.

Cuando existen varias personas que integran un actor colectivo, puede haber diferentes percepciones de los hechos y de los objetivos dentro del mismo actor colectivo, como también es interesante entender el proceso de la toma de decisiones dentro del mismo.

Dicho de otra manera, cuando varias personas tienen un objetivo en el marco de una relación social, puede existir además del objetivo colectivo algunos objetivos particulares, de los integrantes de ese actor colectivo, que sin duda afectarán a las decisiones del grupo como actor colectivo.

Estos actores colectivos, pueden presentarse como una simple pluralidad de personas, con muy poca organización interna, de manera espontánea, como por ej. cuando un grupo de vecinos sale a manifestarse y cortan la calle porque llevan un tiempo prolongado sin servicio de luz eléctrica; o bien puede ser que tengan cierta organización formal, establecida por una ley, por un estatuto, que regula no sólo cómo se toman las decisiones sino también quien es la persona que representa a ese actor colectivo.
En una primer etapa del análisis del conflicto nos resultará de mucha utilidad establecer qué característica presenta ese actor colectivo. Es decir si posee una gran unión interna, dada por la coincidencia de los objetivos de las personas que integran ese actor colectivo, con las del grupo en general. Si esto sucede, ese actor tendrá una fuerza interna superior a que si cada uno de sus integrantes del mismo intenta obtener el objetivo por su parte. Cuando se da esa unión interna, esa coincidencia de objetivos grupales e individuales, decimos es es un actor monolítico.

Por otro lado, puede suceder que dentro del actor colectivo, existan personas que además del objetivo general, posean objetivos distintos e individuales, por lo que en ese caso el frente interno será más débil e inclusive pueden originarse conflictos internos dentro del propio actor colectivo, lo que generará su fragmentación.

Por ejemplo, si en una empresa los trabajadores reclaman un aumento salarial del 30% para todos y amenazan con un paro si no lo logran y frente a ello sus empleadores ofrecen una bonificación del 25% para todos aquellos que hayan completado o estén completando sus estudios terciarios y un 15% para el resto de los trabajadores, eso puede provocar que aquellos trabajadores que puedan acceder a la bonificación abandonen el reclamo pues han obtenido un incremento salarial y así alcanzaron su objetivo. Como consecuencia lógica, ese actor colectivo habrá perdido poder en su reclamo frente a sus empleadores.

Dijimos que una persona si no es actor será tercero. En este sentido le llamamos así a aquél que puede tener un objetivo en el conflicto o con sus decisiones condicionar el resultado. Es decir que a diferencia del actor, el tercero o bien tiene un objetivo o bien condiciona el resultado, pero no puede ambas cosas pues si asi fuere su rol sería el de un actor.

Hay diversas clasificaciones que nos brindan autores como Simmel o Freund, citado por Entelman.

Tal vez la clasificación más sencilla resulta aquella que divide entre terceros que participan de un conflicto y terceros que intervienen, donde los primeros de ellos, serían quienes tienen un objetivo en el conflicto y que tarde o temprano pueden integrar uno de sus campos al ser atraídos por uno de los actores, en virtud de lo que Entelman llama el Magnetismo Conflictual; y los terceros que intervienen son aquellos que son llamados para cooperar en la resolución o terminación del conflicto y que no integran ninguno de los campos.

Poder identificar a las personas que intervienen y su rol dentro de una relación social conflictiva es un buen comienzo.

En muchos casos podría parecer sencillo y sin embargo en muchos otros la complejidad de esas relaciones sociales, hará que dudemos en cuanto a qué rol desempeña cada persona.

Pensemos en los siguientes ejemplos:

  1. Un conflicto entre dos socios, titulares de una empresa que discuten sobre los destinos comerciales de la misma. En este caso qué rol desempeñan los socios? Y los empleados? Y el contador? Y el asesor financiero de la empresa? Y las familias de los socios? Y los clientes?
  2. Pensemos en una grupo de vecinos que reclaman mayor seguridad pues a una familia que ha de esa cuadra ha sido víctima de un hecho delictivo.
Hay aquí un actor colectivo? Hay un actor individual y varios terceros? Si hay actor colectivo, será monolítico o fragmentado? Que rol tiene la policia y la justicia en este caso? Será actor? Será tercero?

Para finalizar, vuelvo al comienzo de este paper y a conceptos vertidos en otro anterior. No olvidemos que el conflicto es un proceso y como tal dinámico por lo que los roles de las personas puede ir cambiando a medida que transcurre el tiempo.
La propuesta de la identificación de las personas y sus roles, es al sólo efecto de comenzar a entender el conflicto, su análisis y las posibles estrategias de intervención.


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