"La naturaleza es tan sabia que nos da dos oidos y una boca,
y sin embargo hablamos más de lo que escuchamos"
En todas las relaciones sociales que establecemos, la comunicación
resulta sumamente importante.
Es el lenguaje el que nos permite vincularnos de manera distintiva
del resto de los seres.
Aprendemos a hablar como una práctica social, no como una habilidad
biológica y por lo tanto el lenguaje es una consecuencia de la
comunidad en la que vivimos.
Ahora esa comunicación que establecemos con los otros en el acto de
convivir tiene algunos aspectos interesantes como por ejemplo el
saber escuchar.
Realmente ¿sabemos escuchar? ¿ejercermos el acto de escuchar al
otro de una manera efectiva?
Cuando estamos en una relación de conflicto con otra parte o cuando
observamos a dos personas que mantienen un conflicto entre ellas
podemos ver que pareciera que lo más importante para ellas es hablar
y si es posible hablar primero.
Ello puede suceder porque le atribuímos más importancia al hecho de
hablar que al de escuchar.
Por otra parte, quienes escuchan muchas veces están más
concentrados en ver cómo responder a los planteo de quien habla, que
en realmente entender lo que quiere o necesita.
Les propongo que reflexionemos en este acto de la escucha, ajustando
nuestras prácticas de ser necesario y para ello debemos entender
cuál es el propósito de escuchar.
a) Para qué escuchamos: Escuchamos para entender, para saber
más de quien nos está hablando, para comprender sus razones,
independientemente de las nuestras, de nuestros juicios y de nuestras
reacciones. Si bien es una tarea compleja mantenernos al margen de
nuestra perspectiva (juicios, ideas, etc) debemos hacer el esfuerzo
por mantener al margen nuestra perspectiva por cuanto nuestro primer
objetivo es tratar de entender el punto de vista de la otra parte.
b) Cómo escuchar: Para poder mejorar nuestra manera de
escuchar van algunas recomendaciones:
1- Si buscamos entender las razones del otro, debemos
imaginariamente colocarnos en el lugar de la persona que está
hablando, tratando de comprender lo que le está pasando, cuales son
las razones por las cuales dice lo que dice.
2- De lo que lo vamos escuchando, distinguir lo que son argumentos,
afirmaciones o hechos, juicios y sentimientos o emociones, para ir de
alguna manera “limpiando” el mensaje que vamos recibiendo.
Por afirmaciones o hechos, debemos entender por aquellas
declaraciones que pueden ser verdaderas o falsas y demostrables
mediante evidencia empírica.
Por los juicios, entenderemos a aquellas declaraciones que no pueden
corroborarse empíricamente y tampoco son susceptibles de ser
verdaderas o falsas.
Los juicios son siempre relacionales y se las asimila a las
opiniones, interpretaciones, críticas, puntos de vista, etc.
Hacen referencia a lo que uno ve. Por ej. decir “ que buen partido
jugaron” “que hermosa velada pasamos” son ejemplos de juicios,
ya que como se darán cuenta depende del punto de vista quien lo
expresa y dificílmente podemos juzgarlo como verdadero o falso.
Es muy fácil confundirnos y tomar a los juicios como si fueran
afirmaciones y actuar en consecuencia, con los perjuicios que ello
nos causa, por eso debemos estar atento a ello.
3- Al escuchar, recordamos que lo hacemos para comprender el punto de
vista del otro y no para corroborar nuestra mirada, ni nuestras
hipótesis.
Debemos recordar que no hay una única verdad, por lo que no debemos
gastar nuestros esfuerzo en buscarla.
c) Algunas recomendaciones para la práctica de una escucha
efectiva.
Cuando una persona habla y se siente bien escuchada, le genera a su
vez una descarga emocional porque se siente entendida.
Debemos entonces alentar esa sensación de confianza y tranquilidad
nuestro interlocutor, por ello van algunas recomendaciones.
1.- Tratemos mantener buen contacto visual con quien nos habla. Ello
nos permitirá estar atento a sus mensajes gestuales, que transmiten
su emocionalidad.
2.- Acompañar la comunicación que vamos recibiendo, por ejemplo
acompañando con un leve movimiento de cabeza, a modo de ir
asintiendo y demostrando que lo estamos escuchando.
3.- Recordemos que debemos comprender las razones de quien nos habla,
no de darle la razón por lo tanto evitemos decir frases como “Tenés
razón” y en su caso reemplazarlas por “Te entiendo” o
“comprendo”
4.- En el mismo sentido y como buscamos alentar el relato y la
comprensión de la otra parte, no debemos contradecirla, ni
interrumpir su relato, sino que por el contrario debemos permitir que
se explaye, teniendo en cuenta lo mencionado anteriormente en cuanto
a los juicios y a las afirmaciones.
5.- Otra manera de demostrarle a la persona que la escuchamos es
resumirle o parafrasear cada tanto lo que la persona nos viene
diciendo. (En otra oportunidad hablaremos del parafraseo, como
herramienta)
6.- Finalmente podremos realizar algunas preguntas para clarificar lo
que no nos haya quedado claro del relato que hemos escuchado.
Espero que les resulte útil.